La reforma laboral del
gobierno de Mariano Rajoy socava los derechos de las personas
trabajadoras y de sus familias. Así de claro lo ha afirmado la
Hermandad Obrera de Acción Católica y la JOC en un documento que
difundió una de las delegaciones episcopales del Arzobispado de
Madrid. ¿Pero cómo ha ocurrido esto? Enseguida el cardenal de
Madrid, Antonio María Rouco Varela se sintió traicionado por uno de
los suyos y mostró su adicción al Partido Popular.Vetó el documento
y ordenó que se divulgase a toda prisa que el Arzobispado de Madrid no
se identificaba con el contenido del documento ni se hacía responsable
del mismo. Su postura y dinamismo llenó de goce a los populares.
¡Pobre Rouco! El arzobispo de Barcelona ha apoyado el documento. Ha
dicho que el capital debe estar al servicio del trabajo y no el trabajo
al servicio del capital.
En el repertorio de comportamientos de arzobispos y cardenales hay algunos que seducen.
En
Sevilla las monjas de clausura estaban un poco desconcertadas porque
no sabían a quién votar y decidieron pedir consejo al cardenal Bueno
Monreal. Eran las primeras elecciones democráticas, después de
cuarenta años de dictadura. El cardenal tomó muy en serio la petición y
llamó a quince sacerdotes de su confianza para que orientaran a las
monjas. Se reunió con ellos. Intercambiaron opiniones y llegaron a esta
conclusión:
Las monjas de clausura podrían dar su voto al
socialismo, al centro y a la derecha, si era moderada. Y a las que
estuviesen dispuestas a votar a la extrema izquierda y a la extrema
derecha, se les aconsejaría que reflexionasen mucho antes de hacerlo.
Uno de los sacerdotes presentes en la reunión dijo:
-Señor cardenal, yo, en conciencia, no puedo permitir que las monjas voten el socialismo.
-Pues no vaya usted a asesorarlas, respondió Bueno Monreal.