miércoles, 22 de febrero de 2012

Trabajadores insatisfechos

El no concebía la huelga sin piquetes. Así de claro se expresó un líder sindical, con apellidos de novelista, delante de sus compañeros Antonio Herrera Fernández, secretario general de la Federación Estatal de UGT y de Miguel Guillen, secretario general del Metal, de Sevilla. Después vinieron las aclaraciones. José María García Márquez se refería a los piquetes informativos y no a los piquetes coactivos que pueden generar violencia física y que su central sindical condena. El era secretario general de Seguros y Oficinas de UGT. De pronto se abrió el libro de los enfados en la reunión. Antonio Herrera no perdonaba a un periódico sevillano por publicar que cada piquete de información de CC.OO. cobró cinco mil pesetas en las últimas huelgas. “Tendrá que responder ese diario ante los tribunales de justicia, porque ya se ha interpuesto la correspondiente querella” comentó.  A Miguel Guillén le disgustaba  que la patronal distorsionase la finalidad del piquete para crear una mala imagen de la huelga y de las centrales sindicales que están detrás.

Para huelguistas, los del país galo. Francois Mitterrand decía: “Los franceses hacen huelga los lunes, porque sube el pan; los martes se manifiestan porque ganan poco; los miércoles protestan por la falta de libertades… y el domingo votan a la derecha.”
García Márquez, Herrera y Guillen elaboraron sobra la marcha  esta definición sobre el piquete de huelga: Es un conjunto de trabajadores preocupados por informar de los motivos de la huelga a los compañeros que están dispersos en centenares de empresas, tajos, obras… Y en la medida en que los trabajadores están informados más conciencia tienen de ser protagonistas  y no borregos  de la huelga.  
Alguien de la reunión, para desdramatizar el tema que se debatía, se acordó  de los obreros de la película de Charles Chaplin que se fueron a la huelga. Como “El gran dictador” no quería tener trabajadores insatisfechos los mandó fusilar.