miércoles, 29 de febrero de 2012

El sofá era una galera


“Ya está aquí el rey” exclamaba Manolo Barrios cuando veía entrar a su padre vestido con el uniforme de gala de capitán de corbeta. Fue un niño solitario, porque sus cuatro hermanos eran mucho más mayores. Y un niño muy endeble. Tanto que su madre para que tomara café, que era lo único que le gustaba, le echaba a escondidas una yema batida y le daba un real. En aquellos años no disparaba con escopetas de juguete. Prefería inventar historias extrañas: si se subía en un sofá, iba como en una galera. Su familia era de derechas. De la derecha que no tenía privilegios que defender. Manolo Barrios dejó de ser solitario en el Instituto San Isidoro de Sevilla. Aquí descubrió la amistad, el mundo de las diabluras y el de las inquietudes sociales. 
Siendo alumno, consiguió que todos los compañeros faltaran un día a clase en protesta por unas tasas de permanencia que les hacían pagar. Era el año 1941. No hubo represalias ni constancia de que suprimieran las tasas. Terminados los estudios comenzó a trabajar, como redactor, en Radio Nacional. En esta emisora vivió momentos de risa y de relativo miedo. Un compañero suyo comunicó a los oyentes que Carmencita Franco había recorrido el ferial, siendo agasajada en la caseta municipal. Segundos después se oyó una sevillana de Estrellita Castro que empezaba así: “Me han dicho que a la hija de don Paco le ha dado por el tabaco…” En aquella misma Feria de Abril, con Franco en Sevilla, en el diario hablado de las dos de la tarde, el locutor de turno dijo: “A la hora de cerrar este informativo, su excelencia el Jefe del Estado se ha retirado a las habitaciones del Alcázar para descansar.” A continuación,  se dio lectura a la cartera de espectáculos de los cines de Sevilla por riguroso orden alfabético: En el Alcázar, “Mi menda”, por Maurice Chevalier. 
De Radio Nacional pasó a Radio Sevilla, donde desempeñó la jefatura de redacción. En esta emisora de la Cadena SER dijo muy seriamente a uno de sus miembros: “O guardas eso en el bolsillo mientras estés aquí o rompo definitivamente contigo”. Era un llavero con la cruz gamada.
Siento la muerte de Barrios. Me enteré lejos de Sevilla por el pintor  José María Fran. También la siento por Antonio Gala. El le confesó: ”Manolo, cuando vaya a morirme, me gustaría estar rodeado de gente como tú”.