Jay Allen |
Ahora que el frío vuelve a la memoria
histórica, salen de la fosa común de los recuerdos, algunos como estos:
Un periódico inglés (New Chronicle) publicó el 29 de julio de 1936 la
primera entrevista concedida por Franco a un diario, según texto
encontrado en la Wikipedia. Tuvo lugar en Tetuán. El general rebelde
tenía 43 años y el entrevistador, 35. Se llamaba Jay Allen. Este
periodista norteamericano, graduado en la Universidad de Harvard, era
gran amigo de Hemingway y se encontraba en Torremolinos cuando se
produjo la rebelión contra la II República. Trabajaba como corresponsal
en Europa para varios diarios. En su encuentro con Franco le llamó la
atención su baja estatura. Se fijó en sus ojos y le parecieron
amables. Le preguntó si tendría que matar a la mitad de España para
conseguir el triunfo. Franco le contestó: “cueste lo que cueste”. Al
despedirse del general observó su cintura y pensó “pronto tendrá
barriga”.Así lo publicó. El pronóstico se cumplió. Franco, según su
familia, era un comilón. Llegó a pesar noventa kilos, para disgusto de
su médico, el doctor Gil.
Sus años de delgadez se remontan a cuando era un joven teniente enamorado de la hija del comandante de su regimiento: una quinceañera de ojos grandes y con acento cubano. No se llamaba Carmen. Era Sofía Subirán. Cuenta el escritor Ruiz Barrachina que el noviazgo duró seis meses y que durante este tiempo se comunicó con ella en 300 ocasiones a través de postales y cartas. El joven teniente, según Sofía, fue todo un caballero, aunque se quejaba de su madre porque rezaba mucho.
Sus años de delgadez se remontan a cuando era un joven teniente enamorado de la hija del comandante de su regimiento: una quinceañera de ojos grandes y con acento cubano. No se llamaba Carmen. Era Sofía Subirán. Cuenta el escritor Ruiz Barrachina que el noviazgo duró seis meses y que durante este tiempo se comunicó con ella en 300 ocasiones a través de postales y cartas. El joven teniente, según Sofía, fue todo un caballero, aunque se quejaba de su madre porque rezaba mucho.