lunes, 13 de febrero de 2012

Cueste lo que cueste

Jay Allen
Ahora que el frío vuelve a la memoria histórica, salen de la fosa común de los recuerdos, algunos como estos: Un periódico inglés (New Chronicle) publicó el 29 de julio de 1936 la primera entrevista concedida por Franco a un diario, según texto encontrado en la Wikipedia. Tuvo lugar en Tetuán. El general rebelde tenía 43 años y el entrevistador, 35. Se llamaba Jay Allen. Este periodista norteamericano,  graduado en la Universidad de Harvard, era gran amigo de Hemingway y se encontraba en Torremolinos cuando se produjo la rebelión contra la II República. Trabajaba como corresponsal en Europa para varios diarios. En su encuentro con Franco le llamó la atención su baja estatura.  Se fijó en sus ojos y  le parecieron amables. Le preguntó si tendría que matar a la mitad de España para conseguir el triunfo. Franco le contestó: “cueste lo que cueste”. Al despedirse del general observó su cintura y pensó “pronto tendrá barriga”.Así lo publicó. El pronóstico se cumplió. Franco, según su familia, era un comilón. Llegó a pesar noventa kilos, para disgusto de su médico, el doctor Gil.
Sus años de delgadez se remontan a cuando era un joven teniente enamorado de la hija del comandante de su regimiento: una quinceañera de ojos grandes y con acento cubano. No se llamaba Carmen. Era Sofía Subirán. Cuenta el escritor Ruiz Barrachina que el  noviazgo duró seis meses y que durante este tiempo se comunicó con ella en 300 ocasiones a través de postales y cartas. El joven teniente, según Sofía,  fue todo un caballero, aunque se quejaba de su madre porque rezaba mucho.