Desastre del Tamarguillo |
El jefe de Deportes de Radio Nacional encargó a Alfonso Contreras que
retransmitiera la llegada a Sevilla de los participantes de la Vuelta
Ciclista a España. Como era novato en la emisora recurrió a sus dotes
previsoras: escribió en doce folios lo que ocurriría el día siguiente,
en el aspecto deportivo, a partir de las 5 de la tarde, hora en que
aparecerían los primeros clasificados. La meta se encontraba en el
Paseo de la Palmera. Dejó en los folios espacios en blanco para anotar
los nombres de los doce más rápidos.
Media hora antes de la llegada de la Vuelta se encontraba en el Puesto de los Monos con su compañero de trabajo Santiago Sosa preparando uno de aquellos magnetófonos de acero donde grabaría el gran acontecimiento. Así lo consideraba él. Un camarero del bar les dijo: “Los ciclistas hace una hora que han llegado porque traían el viento de espalda. ¡Nadie los ha recibido!”
Media hora antes de la llegada de la Vuelta se encontraba en el Puesto de los Monos con su compañero de trabajo Santiago Sosa preparando uno de aquellos magnetófonos de acero donde grabaría el gran acontecimiento. Así lo consideraba él. Un camarero del bar les dijo: “Los ciclistas hace una hora que han llegado porque traían el viento de espalda. ¡Nadie los ha recibido!”
-¿Cómo saliste del apuro?, Alfonso.
-Pedí a unos chavales que estaban a nuestro alrededor que aplaudiesen
cuando yo se lo indicara. Empecé a leer mis folios: “En este momento
entra el ganador”. Los chicos aplaudían. “Ha tardado exactamente 4
horas, 5 minutos y 10 segundos”. Más aplausos. Y así hasta hablar de
los 12 primeros.
-¿Se lo creyeron en la emisora?
-El director don Manuel Hidalgo Nieto me dijo: Te he escuchado. ¡Qué
cosa más perfecta! ¡Has dado el tiempo del vencedor nada más entrar en
la meta!
Me hallaba con Alfonso Contreras en el piso 17 de la Torre de los
Remedios, donde se guardaban el archivo sonoro y el banco de datos y de
información gráfica de Radio Nacional de España en Sevilla. El era el
encargado de este departamento, destino casi seguro de los que caían en
desgracia en la emisora. En los aledaños de la terraza del piso 17
había nidos vacíos de vencejos. Las aves se habían ido a África en
busca del sol. Empezarán a llegar en primavera.
-“¡Qué difícil es, cuando todo baja, no bajar también!”, como dice Machado.
-Y tanto.
-¿Qué te dan estas alturas?
-Ocasiones para meditar. Pienso mucho en uno de mis hijos. Murió en
accidente de tráfico. Con 16 años dirigió en Radio Nacional un programa
hecho sólo por niños. El primero que se realizó así en Europa. Tocaba
la guitarra, era muy alegre, tenía el espíritu salesiano. Siento que
hace mucho por mi familia y por mí.
-¿Cuánto te falta para alcanzar la meta de la jubilación?
-Poco. Ingresé en Radio Nacional hace 34 años. Cuando me jubile me
dedicaré a escribir y a leer. En mi casa hay libros, para terror de mi
mujer, hasta debajo de la cama.
Cuando Alfonso Contreras era corresponsal de TVE en Sevilla, un día de
noviembre de 1961 le encomendaron que desde una avioneta, tomará unos
planos de la entrada de la “Operación Clavel” en nuestra ciudad. El
gerente de la empresa que había facilitado la avioneta le explicó:
-Vamos a dar dos pasadas. En la primera no se montará porque vamos a
arrojar 100 kilos de cuartillas escritas con mensajes para los
sevillanos y todos no cabemos. Usted nos espera en el aeropuerto de San
Pablo. Cuando le hagamos una señal desde arriba, ya habremos tirado las
cuartillas y se va preparando para subir.
Desde la avioneta le saludaron momentos antes de que se estrellara
sobre sevillanos que habían acudido a recibir, cerca del Tamarguillo, a
la caravana solidaria de la “Operación Clavel”.
Alfonso filmó más de veinte muertos y a numerosos heridos.
-¿Qué tal de salud?
-Ulcera de duodeno y alteraciones en la presión arterial. Ésta se me
disparó cuando yo hacía el programa “No estamos solos”. Un alquimista
sevillano me dijo por teléfono que me podía costar la vida el haber
citado el libro de magia negra “Las estancias de Sian”
-¿Bebes?
-Muy poco, pero muy buen vino.
-¿En cuánto tiempo acabas con media botella?
-Si estamos tres amigos, debemos tardar en beberla lo que tarda en lidiarse un toro: veinte minutos.