martes, 3 de enero de 2012

“Mi vida es casi un mundo de libros”

El editor de Guadalturia, José María Toro, se encontraba en el Hotel Inglaterra, charlando con un político socialista en convalecencia: Emilio Carrillo, autor de una veintena de libros y con la experiencia reciente haber estado ingresado en la UCI tantos días como obras ha escrito. Cuando se despidieron advertí el buen estado de salud del político.
Si preguntas a un editor si su oficio está ligeramente desprestigiado, te puede responder: “Quizá más desde el punto de vista del gestor empresarial que desde el punto de vista de la faceta intelectual.”
Esas fueron las palabras exactas que pronunció José María Toro. Enseguida te das cuenta que no ha mentido, pero se ha guardado la franqueza para mejor ocasión.
Para redondear el tema, le expresé mi curiosidad por saber cómo se llevan las editoriales modestas con los libreros.

-Bien. Los libreros sienten una mayor cercanía con los editores modestos que con los grandes sellos. Para estos son cómplices necesarios, para los otros, meros engranajes de la cadena de distribución. Lo saben y se dan cuenta.
-¿El primer libro que leyó?
-No lo recuerdo con claridad.
-¿El que más le marcó?
-La rebelión de las masas, de Ortega y Gasset, esa obra estructuró mi mente y mi vida.
-¿De qué estás hecho usted, metafóricamente hablando?
-Pues hombre siguiendo con el mundo del libro, como los buenos libros, estoy hecho de de papel ligero, pero cargado de contenido y de reflexión; con una encuadernación muy flexible, lo que me permite encajar bien los golpes sin desencuadernarme.
-¿Y si se cae de la estantería?
-Un buen libro sufre pocos daños, se levanta, ocupa otra vez su sitio y sigue dando el mismo servicio. Continúa prácticamente intacto.
-La vida humana, decía Ortega, tiene que estar puesta a algo, a una empresa gloriosa o humilde, a un destino ilustre o trivial. ¿Hasta qué punto ha estado su vida ligada al mundo del libro?
-Hasta el punto de que de que mi vida es casi un mundo de libros.
-Cuénteme.
-Mi padre era un gran lector y eso es básico para crear afición lectora en los hijos. Mis hermanos mayores también, y llevo cuarenta y cinco años ligado al mundo del libro de manera profesional. Yo empecé con la venta a crédito.
-¿Ha descubierto dónde se lee más en España?
-Sin duda en Madrid y Barcelona. También Navarra alcanza uno de los mejores índices.
-¿Se ha dormido alguna vez leyendo?
-Más de una. Existen pocos placeres como el de sentir como se desplaza un ejemplar por entre tus dedos rendido por el sueño.
-¿Fuma usted?
-Sí.
¿Qué libros suyos huelen a tabaco?
-Los que más huelen son la obra de Ortega y la de Marañón. Me acompañan siempre pues en ellos encuentro en todo momento respuesta a muchos de los problemas que nos acontecen cada día.
-¿Cómo se lleva con sus escritores?
-Yo creo que bien, pero en esto algo tendrán que decir ellos. No obstante yo creo que hay que tratarlos con mucho respeto y con mucho cariño, y este método no me va mal.
-¿Conoce los placeres de leer?
-Naturalmente. Leer alimenta la inquietud del espíritu; te permite compartir reflexiones con el autor, descubrir nuevos horizontes, convivir en las mejores aventuras, imaginar nuevas historias…
-Sospecho que el origen de Guadalturia tiene algo de entrañable.
-Mi hijo mayor reside en Valencia, allí ha nacido mi único nieto. Por tanto tengo parte de mi corazón en las tierras del Turia y como el sello Guadalquivir era demasiado común, mezclamos las dos cuencas y unimos así dos tierras entrañables. Nos salió Guadalturia, que hasta es bonito.