He tenido ocasión de situar a la pintora sevillana María José Barrera
ante un cuadro que a ella le ha parecido siempre intrigante y que le
despierta sensaciones encontradas: La Gioconda. Le inquieta su mirada.
Cree que la está analizando, juzgando.
Ahora es María José la que se fija en La Gioconda. Le atraen sus manos: son finas y delicadas; la sobriedad de sus tonos y la sencillez del ropaje. Así nada nos distrae de su belleza. Le parece que se trata de una obra llena de simbolismos ocultos y cambios continuos. Cree que el cuadro de Leonardo es más de lo que vemos y representa algo más que un retrato. Está cargado de búsqueda.
-¿Por qué artista te hubieras dejado pintar, por lo menos descalza?
-No me siento cómoda cuando me siento observada. Pero tal vez me quede con Picasso. Hubiera sido una oportunidad para observar su trabajo, su proceso creativo y su técnica.
Ahora es María José la que se fija en La Gioconda. Le atraen sus manos: son finas y delicadas; la sobriedad de sus tonos y la sencillez del ropaje. Así nada nos distrae de su belleza. Le parece que se trata de una obra llena de simbolismos ocultos y cambios continuos. Cree que el cuadro de Leonardo es más de lo que vemos y representa algo más que un retrato. Está cargado de búsqueda.
-¿Por qué artista te hubieras dejado pintar, por lo menos descalza?
-No me siento cómoda cuando me siento observada. Pero tal vez me quede con Picasso. Hubiera sido una oportunidad para observar su trabajo, su proceso creativo y su técnica.
-¿De que modo has expresado el amor en tus cuadros?
-De forma simbólica y con elementos vegetales. Raíces que se entrelazan
para referirme al amor de pareja, árboles que se acompañan como el amor
por los amigos, grupos de árboles de diferentes tamaños como el núcleo
familiar.
María José es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla.
Ha mostrado sus obras en cinco exposiciones individuales y en numerosas
colectivas. Ha sido profesora de enseñanza secundaria impartiendo
clases de dibujo, educación plástica y diseño. Dirige talleres de
creación artística. Cuando ha pintado algo relacionado con sus
vivencias, lo ha hecho no como un recuerdo del pasado sino como un
reflejo del presente. Por ejemplo, la imagen de algún viaje, como la
serie de acuarelas sobre Praga o como la maternidad: dibujó a su hijo
cuando nació y en sus primeros años.
-¿Has pintado a la tarde cuando empieza a ser noche?
-Sí he pintado a esa hora, aunque no es la habitual. En esos momentos
me gusta pararme a ver caer la tarde con mis hijos desde mi balcón.
Disfrutar con ellos de ese instante de colores. Comentar lo que vemos y
transmitirles mis sensaciones y ellos a mí las suyas.
-¿De qué color huyes?
-No suelo huir de los colores. Todos tienen su función y su belleza. El
uso del color es un lenguaje e igual que todas las letras son
necesarias para escribir, todos los colores son imprescindibles, para
pintar.
-¿A cual te acercas más?
-Siento gran atracción por el color carmín de granza, aunque rara vez
aparece en mis cuadros sin ser mezclado con otros tonos como los azules.
-¿Has expresado en algún cuadro tus confidencias?
-Mas que mis confidencias expreso parte de mi, de una forma simbólica,
que al espectador puede pasar inadvertida. Cuando me encuentro sola
frente al lienzo aflora algo muy personal, me dejo llevar y de alguna
forma algo de mi queda en él.
-Si tuvieras sed, ¿acudirías al Vendedor de agua, de Velázquez?
-Según los estudios iconográficos el agua del cuadro representa el
conocimiento, la fuente de la experiencia. La vejez traspasa al joven
la sabiduría a través de la copa de agua, siendo así mi sed de
conocimiento me llevaría a beber el agua.