Se abrió la puerta del aula donde se celebraba el curso de Twitter para periodistas y entró cojeando y con muleta ortopédica el que faltaba: Paco Gallardo. Los demás estaban ya ante los ordenadores, incluidos los cuatro becarios: Gaciño (jubilado) Alfredo Martínez, con muchas canas cerca de su talento, Paco Gamero, veterano en Canal Sur y el que esto cuenta. Si digo que Paco Gallardo entró en el aula con muleta ortopédica es porque es autor del libro “El cine y los toros” y los tiempos que vivimos no se prestan a confundir un apoyo de metal con el instrumento de torear.
La clase de Twitter comenzó a la hora del café en la sede de la Confederación de Empresarios de Andalucía.
La clase de Twitter comenzó a la hora del café en la sede de la Confederación de Empresarios de Andalucía.
La impartía un experto: el gran Antonio Manfredi, uno de los asociados más útiles y generosos de la Asociación de la Prensa de Sevilla. Con él se aprende porque enseña bien. Pero en él no todo es perfección: en Twitter le faltan ocho seguidores para llegar a los dos mil. La clase finalizó a las veinte y treinta cuando ya la periodista Ana Pastor, de TVE, contaba en Twiter con miles y miles de seguidores.
Volviendo al buen compañero de la muleta hay que mencionar en su honor la tarea que hace años le encomendó la Junta de Andalucía: “hay que vender los toros con un discurso progresista, hay que promocionar la fiesta”. Y así lo hizo Paco Gallardo. Por ejemplo, hace dos años, en la feria de abril, invitó a un admirador apasionado del torero Morante de la Puebla: al escritor y cineasta Fernando Arrabal. Este vio entusiasmado la la corrida en el callejón de la Real Maestranza.
Tuvo tal éxito Morente que cuando daba la vuelta al ruedo con una oreja en la mano, al pasar cerca de Fernando Arrabal, éste se quitó las gafas graduadas y se las arrojó, como un ramo de flores, al torero diciendo: “después de presenciar esto, ya no merece la pena ver más”.
Volviendo al buen compañero de la muleta hay que mencionar en su honor la tarea que hace años le encomendó la Junta de Andalucía: “hay que vender los toros con un discurso progresista, hay que promocionar la fiesta”. Y así lo hizo Paco Gallardo. Por ejemplo, hace dos años, en la feria de abril, invitó a un admirador apasionado del torero Morante de la Puebla: al escritor y cineasta Fernando Arrabal. Este vio entusiasmado la la corrida en el callejón de la Real Maestranza.
Tuvo tal éxito Morente que cuando daba la vuelta al ruedo con una oreja en la mano, al pasar cerca de Fernando Arrabal, éste se quitó las gafas graduadas y se las arrojó, como un ramo de flores, al torero diciendo: “después de presenciar esto, ya no merece la pena ver más”.
