lunes, 17 de octubre de 2011

Juró por las cenizas de su madre que no mentía

El  último día de la Feria  de El Pedroso forzaron la puerta de la casa  de José Miguel Pérez Ortiz, en la calle Zabalza Tajonar, número 52 y se llevaron un puñal de José María "El Tempranillo", una caja de rapé de oro del siglo XVIII, monedas de oro de Felipe II, siete monedas egipcias y , un cuchillo de monte que tenía la empuñadura de plata y perteneció a Alfonso XII o a algún miembro de la Casa Real. Tenía pensado regalárselo al rey Juan Carlos. Cuando se produjo el robo, José Miguel se encontraba en Madrid, donde había ganado mucho dinero en el Tiro de Pichón. Al regresar a Sevilla para visitar a un abogado me dijo: “por las cenizas de mi madre  que lo que le he contado y le contaré es verdad”. Los ladrones fueron tres vecinos del pueblo. Vendieron lo que le robaron a un hombre de color que estaba en El Pedroso al frente de unos “coches locos”. Al morir uno de ellos en accidente de moto fue al funeral y entregó a la familia 10.000 pesetas.

José Miguel había sido sastre, en una casa de la calle Zaragoza en 1928. Era capaz de hacer un traje a ojo como si fuera a medida. Ya entonces  sabía del bandolero cordobés lo que escribió algún viajero extranjero por nuestra tierra: que cuando Fernando VII era rey de España, El Tempranillo era el amo de Andalucía. (Richard Ford) Y lo de Merimée: mientras sustraía la sortija de la mano de una mujer le decía: “Ah, señora, una mano tan bonita no necesita adornos”.
El antiguo sastre se consideraba espléndido: a Carmen Polo le regaló un camafeo antiguo y al marido un manuscrito del conde de Florida Blanca.
¡Ojo al puñal de El Tempranillo! Se lo compró a la viuda de don Manuel Badía que fue presidente de la Audiencia de Sevilla. Esta señora  también le vendió el despacho de su marido. Hacía  versos, me refiero al sastre. Los últimos fueron para Landelino Lavilla cuando era presidente de las Cortes. Le gustaron tanto que estaba deseando conocerle, contaba el poeta. También escribía letras de canciones:
 “Un borreguillo blanco que yo tenía con flores de romero se mantenía.”  Gracia de Triana la canta –se queja- pero destrozando mi letra.
“Si algún día vas a la Audiencia,
por cualquier jechuría
y ar que está en la presiensia,
le bailas por bulerías,
acabas con la sentensia.”
Se los  dedicó a  Mario Moreno “Cantinflas” y aprovechó la ocasión para mostrar su descontento con los tribunales de justicia. El día que falleció una maestra, la mujer que le  trajo al mundo,  anotó en su dolor:
“Cuando mi madre murió,
no fue mi madre la muerta;
el muerto fui yo”.