miércoles, 19 de octubre de 2011

Hace 11 años trabajó para que naciera el Colegio de Periodistas

Tánger. Allí nacieron Plácido Fernández Viagas; la diseñadora de moda Elena Benarroch, muy amiga del ex presidente Felipe González; el imprevisible Jorge Vestrynge, al que pregunté si sabía que Manuel Fraga enseñó a leer a su padre y se quedó en blanco; María Dueñas, la autora de “El tiempo entre costuras”, etc. Y ya es hora de prestar atención a Patricio Gutiérrez del Álamo.
-Yo soy también de Tánger como Fernández Viagas, José Luís Sanpedro y otros muchos ilustres, entre ellos/as mi difunta madre Hortensia Llodra. Lo llevo a gala, aunque ejerzo poco. Sigo yendo por allí ya que aún queda parte de mi familia en aquella hermosa tierra. Entre ellos una de mis hermanas y dos primas hermanas a las que quiero un montón.
¿Te puedo preguntar por tus actuales cargos antes de que sea tarde?
-Bien traído. Antes de que sea tarde. Soy defensor de la Audiencia de la RTVA pero ante todo soy periodista. Lo de defensor es transitorio (aunque lleve muchos años) y pronto tendré que volver, con mucho gusto, a la redacción.

-¿La mejor hora para escuchar Canal Sur Radio?
-Para mí la de algunos informativos, pero sobre gustos ya se sabe…
-¿De qué tienes que defender al espectador de Canal Sur Televisión?
-Pues de muchas cosas, lo que pasa es que más de una vez te das cabezazos contra la pared.
-¿Por qué?
-Los contenidos de la televisión son muy importantes, pero los tiempos en que se emiten esos contenidos también. Hay infinidad de temas de los que me tengo que ocupar.
-¿Qué ocurre con los contenidos?
-A veces esos contenidos no son adecuados a ojos de los espectadores y otras no están bien situados en el tiempo. También se cometen errores que no resultan ajenos para muchos espectadores.
-¿Qué diste a la Asociación de la Prensa de Sevilla como presidente de la misma?
-Traté de dar lo mejor de mi mismo.
-¿Sobre todo?
-Traté de  crear equipo con colaboradores de la directiva para que la  gestión fuera colectiva. Buscamos en aquella época formación, intereses profesionales, financiación para todo ello, que no era poco, y tratamos de ser una asociación que ofreciera servicios a sus asociados y que defendiera sus intereses. También, en paralelo, tratamos de reforzar la FAAP para que naciera el Colegio de Periodistas que 11 años después de mi marcha de la APS parece que está naciendo.
-¿Puedes leerme unas líneas de la agenda privada de tus recuerdos de los años 70?
-Un ejemplo.Cuando Antonio López (ahora profesor en la Facultad de Sevilla) y yo acudimos a la calle Wellingtonia donde vivía el poeta Vicente Aleixandre, no pudimos ver al maestro porque ese día no se encontraba bien de salud, casi como siempre, pero el solo  hecho de que nos abrieran la puerta y nos dejaran pasar a la primera estancia mientras esperábamos la respuesta de si podríamos verlo fue increíble. Desde luego tampoco me olvido de las manifestaciones que siempre acababan a palos.
-¿Añoras la Ser?
- Fue,  junto con RADIOCADENA ESPAÑOLA, una escuela para mí. En estas dos casas crecí profesionalmente. Anteayer (17 de octubre) tuve oportunidad de saludar y charlar unos minutos con  Iñaki Gabilondo con quien tuve el gusto de trabajar desde la distancia, desde  las aportaciones que hacíamos desde las emisoras provinciales. Fue un lujo. Como lo fue trabajar (y aprender de ellos) con Rafael Rodríguez o Joaquín Durán, con Enrique García o Pepe Fernández. Hay tanta gente de la que aprendí tanto. Bueno el caso es que sigo aprendiendo todos los días. Creo que esto nunca se acaba.
-¿Tus años de Universidad en la Complutense?
-Inolvidables. Eran complicados y políticamente muy complejos. Nos teníamos que organizar de manera clandestina, en los primeros años, y luego ya con cierta tolerancia. Un  grupito de andaluces  nos reuníamos primero en la Casa Gaditana y después  en la sede del PSA, en Tirso de Molina. Entre ellos Antonio Manzano, Ángel Galdo o Alfredo Martínez y los escritores Antonio Hernández, Alfonso Grosso y Fernando Quiñones.Además teníamos una “tertulia” literaria en el Café Comercial. De allí salió la idea de una revista de poesía de los años 70  que se llamó LA CORNÁ aunque luego se elaboró en Málaga. Fueron años muy inquietos y muy hermosos.