jueves, 6 de octubre de 2011

Ellas como ellos


La esposa del ex comandante de Ingenieros Luís Otero, Carmen Macías, se encontraba en El Ferrol del Caudillo, esperando que su marido recobrase la libertad. Guardaba su uniforme militar en una bolsa de plástico, con naftalina, porque quería que se conservase para cuando él  pueda volver a usarlo. Confiaba  en que esto sería posible gracias  a la evolución democrática que se vivía en España. 
-¿Se han acordado de su marido?
-Nos han apoyado moral y económicamente desde muchos sectores de la sociedad. Nunca podremos olvidar la ayuda tan enorme que hemos recibido en Palma de Mallorca.
-¿Qué idea bulle en la cabeza de su esposo?
-La de que el Ejército debe estar al servicio del pueblo y ser capaz de pasar las mismas vicisitudes que el pueblo ha pasado. 
-¿Pasará su nombre a los libros?
-Su idea no ha sido pasar a la pequeña historia sino vivir la historia, que es vivir la vida. 
-¿Con audacia? 
-Mi marido es lo suficientemente audaz para llevar a la vida sus ideas.
-¿A la vida militar?
-A la vida en general, ya que la vida para mí y creo que para él también, no se puede dividir en compartimentos estancos.

Llamé, desde Sevilla, al teléfono de la parroquia de Nuestra Señora de la Luz, de Madrid, para hablar con Maria Rosa Laviña, la mujer del ex capitán de Ingenieros Antonio Herrero Robles, de 43 años.  Me dijo que cuando le detuvieron en Barcelona tenía quince de mínima y veintitrés de máxima Estuvo muy fastidiado en el castillo de Figueras. Después, cuando lo trasladaron al Hospital Militar Gómez Ulla, le pusieron un buen tratamiento y mejoró notablemente. Perdió quince kilos. 
Maria Rosa y el ex capitán se conocen desde crios; todavía él no había ingresado en la Academia Militar. Son padres de siete hijos: el  mayor, de diecisiete años y el más pequeño, de dos. Se siente muy identificada con su marido en todo, porque considera que es  un hombre generoso y siempre se ha entregado enormemente a los demás.
-¿Qué dijo a sus hijos cuando lo detuvieron? 
-A los mayores no intenté  explicarles nada, porque ellos saben que todo lo que hiciere su padre en ese momento era por una causa que consideraba justa. Al menor le dije que su padre estaba enfermo y que cuando se pusiera bueno volvería a casa.

La esposa del ex capitán Jesús Martín Consuegra, Mary Ávila, es bióloga. El es licenciado en Psicología y diplomado en Psicología Clínica. Trabajó en la Sección de Psicología del Estado Mayor Central. Cuando hablé con ella se encontraba preso en el castillo de La Palma, que está Ferrol. Fue acusado de conspiración para la rebelión. 
-¿Y sus hijos?
-Son muy pequeños. 
-¿Qué ha sido para ellos la ausencia de su marido?
-Como si su padre estuviera haciendo un largo viaje.
-¿Qué tal se siente él en estos momentos?
-Creo que, fundamentalmente se siente como un soldado al servicio de España.
-¿Piensan muchos militares como su marido? 
-Hay bastantes amigos y compañeros suyos que tienen sus mismas ideas.
-¿Por qué no han corrido la misma suerte?
-Creo que nos estamos metiendo en un tema demasiado  profundo para repentizar en una entrevista telefónica.