martes, 11 de octubre de 2011

El filósofo que prefirió rabiar a aburrirse

Javier, hijo del filósofo Julián Marías ya sonaba. Había publicado  “Los dominios del lobo” y  “Travesía del horizonte”. El padre vino a Sevilla para hablar en el Colegio de Ingenieros Industriales sobre si la técnica es humanización o deshumanización. Aquel año le concedieron el premio de periodismo Ramón Godó.
─¿Cuándo se encontrará el intelectual a gusto en España?
─Enteramente a gusto, probablemente nunca, porque el intelectual siempre tiene un cierto descontento.
Julián Marías,  miembro de  la  Real Academia Española como su paisano Miguel Delibes, ocupaba el sillón “S” que dejó vacante el humorista gallego Wenceslao Fernández Flores.
─¿Le resulta atractivo nuestro país?
─Muy atractivo.

-¿Le apasiona?
-Sí, me apasiona. Yo hace muchos años que vivo en España.
-¿En qué situación?
-Muy marginal, muy a contrapelo, pero, a pesar de todo, he querido permanecer aquí.
Julián Marías pudo ser fusilado cuando acabó la guerra civil, detalle sobre el que no le pregunté. Tampoco sobre su temporada en la cárcel. Estuvo preso porque fue traicionado por su mejor amigo, (Carlos  A. del Real, falangista y catedrático de Prehistoria) con la colaboración de un profesor de arqueología (Luís Martínez  Santolaya) y de un novelista (Darío Fernández Flores, que no estaba emparentado con Wenceslao.)
─¿Está próximo el día en que la sociedad española deje de estar construida sobre la desigualdad?
─La desigualdad tiende a atenuarse en todo el mundo.
-¿Se eliminará del todo?
-No, porque  si se suprime artificialmente, vuelve a producirse.
-¿Se puede establecer la igualdad?
-Sí, pero a rajatabla mediante la supresión de la libertad. Entonces tendríamos una igualdad puramente negativa y de opresión.
─¿Ayuda la libertad al desarrollo económico?
─El mecanismo del desarrollo económico, social y político, cuando va acompañado de libertad, lleva a una nivelación suficiente. Es el caso de las ciudades del Norte o del Oeste de Europa, de los Estados Unidos, etc., en las que los niveles de oportunidad son muy altos.
-¿Cuándo tiene fuerza un país?
-Cuando está organizado políticamente y no gremialmente. No es cuestión de obreros ni de estudiantes, sino de opiniones políticas.
─¿Ha tenido muchas ocasiones de aburrirse?
─En España se puede rabiar, pero no se aburre uno. Yo, entre aburrirme o rabiar, he preferido rabiar. He rabiado mucho, pero me he aburrido muy poco.