viernes, 26 de agosto de 2011

Los cantares del mío Tip

¿Cuándo vamos a hablar del Gobierno? pregunté por teléfono a José Luis Coll “La semana que viene”, contestó. ¿No puede ser antes? insistí. Después de unos segundos de silencio respondió: Venga esta tarde sobre las cinco. Ya sabe donde nos hospedamos.
En un salón del Hotel Colón encontré a José Luis Coll. Dormía ante un televisor encendido. A sus pies un periódico abierto por la sección de anuncios por palabras. Me aproximé,  de puntillas, al televisor y aumenté  el volumen.
-Hola, dijo sobresaltado. ¿Esperamos a mi compañero?
-Si quiere, podemos empezar nosotros mientras viene “Tip”.
-Bien. El está en su habitación. Bajará enseguida.
─¿Qué le quita el sueño?
─La Coca Cola. Por eso procuro no beberla.

─¿Cansado?
─No. Estaba ojeando un periódico y me entró sueño.
─¿Lee los anuncios por palabras?
─Sí, porque si los leyera de letra en letra sería horroroso.
─¿Siempre ha sido usted así?
─No. Primero fui más bajito todavía. Luego cuando empecé a ser casi como ahora, fui periodista.
─¿Cuáles son los enemigos del hombre?
─Tres: mujer, mujer, mujer.
─¿Cómo le gustan?
─Apacibles.
─¿Las conquista?
─Con escaleras.
─¿Y su compañero?
-Cuando conocemos a una chica, él la conquista diciendo que yo soy  su sobrino.
─¿Hablamos de”Tip”?
─¿De "mip"?
─¿Qué se esconde detrás de la fachada de su compañero?
─Se puede esconder todo. Hasta la torre Eiffel, como es tan alto.
─¿Qué celebra más el público de sus actuaciones?
─El día de la madre, el día del padre, el 18 de julio...
-¿Bromea en su casa?
-Yo no hago horas extras. Además, bromear es mear en broma.
Aparece Luis Sánchez Polack, “Tip”.
 ─¿Quién manda  de los dos?
─Uno.
-¿Y el otro?
-Recibe.
-¿Se refiere a Coll?
-Coll por ser de Cuenca es conquense. Por eso tiene los ojos cóncavos.
-¿Su droga preferida?
-El bicarbonato. Tengo úlcera duodenal, pero no me hablo con ella.
-¿Es usted por dentro como por fuera?
─Sí, todo lleno de huesos.
-¿Qué libro le gustaría escribir?
-Los cantares del mío Tip.
El Gobierno de Felipe González concedió a Luis Sánchez Polack en 1994 la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Contaba 68 años. El galardonado, que siempre sintió una gran admiración por Franco, comentó al enterarse de la grata noticia: “No sabía que el ministro de Trabajo José Antonio Griñán fuese tan inteligente”. Por aquellos años José Luis Coll jugaba al billar en la Moncloa con el presidente.