viernes, 19 de agosto de 2011

El árbitro de la mafia sacerdotal

La noche que Jesús pasó en el patio de la casa de Anas, tras su arresto en Getsemaní, encierra detalles que no conocen muchos creyentes y ateos o dioses como afirma Benedicto XVI. Me los contará el padre Antonio García del Moral, doctor en Teología, licenciado en Sagrada Escritura y diplomado por la Escuela Bíblica de Jerusalén.
-No le voy a preguntar si sabe cuándo Jesús se dio cuenta de que era Dios.
-Gracias.
-¿Cómo se comprende en profundidad la Biblia?
-Familiarizándose con Palestina. Allí pasé dos de los años más felices de mi vida.
-¿Se miente a los niños en Semana Santa?
-Aquí en Sevilla en Semana Santa se deja hablar a los hechos y a las imágenes. Fíjese en el “paso de la sentencia.” El justo está en el banquillo y el impío está en el tribunal. Esta escena tan subversiva se pasea ante los ojos de los niños, infundiéndoles un espíritu crítico para cuestionar los juicios de este mundo. Por eso no creo que se mienta a los niños.

-¿Quién era Anas?
-Era el árbitro de la mafia sacerdotal. Había sido sumo sacerdote durante 21 años. Tuvo cinco hijos y un yerno que fueron sacerdotes. Mantenía el control de la vida familiar y en su casa era particularmente odiosa la posible competencia de Jesús al mesianismo sacerdotal...
-¿Tiene pruebas de este control?
-Jesús fue llevado a la casa de Anas sin ser ya éste sumo sacerdote para que le sonsacara, pero Jesús, dándose cuenta de que aquello no tenía formalidad jurídica alguna, se negó a colaborar y se remitió a lo que le habían oído hablar en público.
-¿Qué ocurrió en el patio de la casa de Anas?
-A Cristo se le infringió un refinado tormento moral. El cuerpo de guardia y los criados le obligaron a taparse con las manos los ojos y a que averiguara quién le golpeaba. Como el Señor no se prestó al juego le taparon los ojos y le tomaron a chacota, diciéndole ¡profetiza!
-¿Qué pensaban de él los torturadores?
-No tenían la menor duda de que habían apresado a un impostor.
-¿Pobres judíos?
-Sí. En la Edad Media, en la catedral de Colonia se obligaba al jefe de la comunidad judía a asistir a los oficios del Viernes Santo. Y cuando se leía el pasaje de la bofetada dada a Jesús por un siervo del Sumo Pontífice, el alcalde de la ciudad daba una bofetada al pobre judío.