sábado, 30 de julio de 2011

Gundilsalvo no se presentará en las próximas elecciones

A Antonio Mingote le ilusionaba que  la presentación nacional de su  libro “Hombre atónito” se celebrase en Sevilla. El humorista venía de Marbella y su  editor  y socio, Carlos Ronco,  había llegado de Madrid, con ejemplares de la obra. El “The New York Times” había reproducido uno de sus chistes que había publicado el “ABC, circunstancia que no alteraba la sencillez del autor.
Cuando le pregunté  que si le leía las preguntas que había preparado o  si empezábamos sin más,  respondió:
-Léemelas.
─Comienzo. ¿Guardó mucho luto por...?
─No me hagas esa pregunta.
-¿No?
-Ten en cuenta que soy militar.
─¿En activo?
─Estoy en la reserva.

-¿Desde cuándo?
-Desde  hace veinte años.
─¿Qué graduación tiene?
─Soy comandante.
-¿Cuántos chistes clandestinos ha hecho?
-En toda mi vida, dos o tres. Pero sólo los he contado a unos cuantos amigos.
─Sospecho que usted da pocas facilidades a los entrevistadores...
─Has dicho una gran verdad.
─¿No me ayuda?
─No, porque  no me gusta que me hagan entrevistas, pero verás por qué: ¡Por orgullo!
─¿Así andamos?
─A todos nos gusta hacer lo que sabemos hacer o lo que creemos que sabemos hacer. Como yo no sé contestar, entonces me pongo de muy mal humor cuando me preguntan.
─¿Le ocurre esto con más frecuencia  desde que sufrió  el infarto?
─El infarto me dio hace pocos meses. Lo del mal humor viene de siempre.
─¿Se acordaba en los momentos de gravedad de que era humorista?
─Yo nunca me acuerdo de que soy humorista. De lo que me acuerdo mucho es del tabaco, porque desde que me dio el infarto me prohibieron fumar. Ahora trabajo menos y paseo bastante.
─¿Bien acompañado?
─Sí, con mi mujer.
─¿Ha oído hablar del doctor Castilla del Pino?
 ─No me suena su nombre.
 -Es un  psiquiatra de Córdoba que recientemente dijo de usted que ha dejado de tener relevancia.
─¡Qué más da!
─Y que es un humorista benévolo, que ahora está perfectamente acoplado al mundo ideológico que "A B C" representa.
─Me parece que ese doctor Castilla, o como se llame, tiene perfecto derecho a opinar lo que quiera. Yo no puedo opinar de él porque no le conozco.
─Ni tampoco necesitará de sus servicios como psiquiatra...
─De eso nunca está uno seguro... De lo único que estoy seguro es de ser liberal.
─¿Le supone renunciar a muchas cosas el ser tan fiel a su periódico?
─No, porque también "A B C" es un periódico liberal.
-Todos cambiamos, pero dentro de una constante. ¿Cuál es la suya?
─He cambiado poco y esto me disgusta. Me gustaría haber cambiado más: para  verme más sereno, más razonable, más calmoso y haberme hecho una persona mayor, cosa que todavía no he conseguido ¡puñetas!
─¿Se encontrará con fuerzas para dirigir la campaña electoral de Gundisalvo en las próximas elecciones de noviembre? (1976)
─No, porque Gundisalvo está acostumbrado a que lo elijan siempre, es decir, a que lo designen siempre. No se presentará si las próximas elecciones son como todo el mundo espera y desea que sean: de verdad.
─¿Con quién se lleva usted mejor, con la Administración o con sus lectores?
─Con la Administración, bien porque no tengo el gusto de conocerla. Con los lectores me llevo bastante bien.
-¿El Ministerio con más sentido del humor?
-El de Agricultura, porque siempre está diciendo que va a realizar  la reforma agraria y eso.
A modo de cordial despedida, Mingote hizo un dibujo, con dedicatoria,  que interpreté como un homenaje a la libertad de prensa.