viernes, 8 de julio de 2011

Antonio Gala se siente orgulloso de su enemigo íntimo

Cela ya no podría decir en la Real Academia “aquí ya no entra ningún maricón más”. Llevaba varios años muerto el escritor gallego cuando ingresó en dicha institución el poeta Francisco Brines. Persona ligada, en cierto sentido a Antonio Gala, porque en 1959 los dos se presentaron al Premio Adonais de Poesía. Lo ganó Francisco Brines por su obra “Las brasas”  y quedó finalista Antonio Gala  por  su libro “Enemigo íntimo”.
-¿Cómo está? Antonio.
-No estoy recuperado ni creo que me recupere en bastante tiempo.
-¿Tanto fue lo del pie?
-Eso es  lo menos importante. Lo terrible, lo que me tuvo diez horas muerto,  fue la perforación del duodeno. Aquel día tenía yo invitados en casa y el único que se dio cuenta de que me pasaba algo raro fue  mi perro Troilo.

-Le estará agradecido. ¿Lo baña en agua de rosas?
-No conviene bañarlo, porque es de pelo largo y si se le baña se le va la grasa protectora del pelo. En cuanto al agradecimiento, por sacarle de paseo para que se esparciera, me rompí la tibia y el peroné.
El perro de Antonio Gala se llama Troilo, como el hijo más pequeño de Príamo.  Dice el escritor que siente mucha simpatía  por este personaje porque fue el único que en Troya no hizo caso a las proposiciones deshonestas de Helena. El tenía ya su amada que se llamaba Cresida.
Su obra “Anillos para una dama” se representó en Madrid. Estuvo en el Teatro Eslava y en teatro de la Comedia, que son los más burgueses de la capital España.
-¿Qué ocurrió después?
-Quise que mi obra se representara, al año siguiente, en una barriada popular como es el Teatro Cómico. Los empresarios creyeron que se trataba de un capricho mío. Pensaban que el público que viera mi comedia tenía  que poseer una capacidad de ironía y de iniciación histórica para entenderla bien. Pero el triunfo en el Teatro Cómico fue tan grande como en los demás teatros de la alta burguesía.
-¿Cuántos doctorados tiene?
-Tres: en Derecho, en Filosofía y en Ciencias Políticas.
-Razón de más para que sepa por dónde va la corriente en este año de 1975.
-No lo sé. Yo he estado y estoy al margen de la  corriente.
-¿En la margen derecha  o en la izquierda?
-Aunque no soy partidario de esas posiciones localistas, siempre he estado a la izquierda.
-¿Qué  siente cuando le paran en la calle y le piden autógrafos?
-Una cierta dentera. Nunca quise  ser estrella y me niego a serlo
-¿Recuerda lo más importante que ha hecho fuera del teatro?
-El lograr estar tranquilo.  Y si me apuras, un pequeñísimo libro de poemas que escribí en la adolescencia titulado “Enemigo íntimo”.
-¿A qué aspira?
-A la justicia y de alguna forma persigo la esperanza, que es la hermana más pequeña de la fe y de la caridad.