Vivía Franco. Si sintonizabas las emisoras de Portugal, sonaba “Grándola, Vila Morena” la canción de José Alfonso. Si conectabas con las de España, podías oír marchas procesionales. En un país los claveles estaban revolucionados y en el otro se dejaban ver en los pasos de Semana Santa.
Don José María de Areilza, conde de Motrico, que había sido embajador de España en Buenos Aires, Washington y Paris, se encontraba en Sevilla. Antes había estado en Madrid. Había visitado al Príncipe de España en La Zarzuela. Don Juan Carlos le invitó a manifestarse ante él con toda sinceridad.
La libertad lo primero, se la comerán los lobos si la dejamos para luego, dijo el poeta. Así que no estaba de más preguntarle:
-¿Qué ha heredado el Príncipe de su padre?
-El sentido profundo del deber que, en el conde de Barcelona llega hasta la abnegación total, y la pasión por todo lo español y por España que tiene el conde de Barcelona y que su hijo lleva a extremos notables.
Don José María de Areilza, conde de Motrico, que había sido embajador de España en Buenos Aires, Washington y Paris, se encontraba en Sevilla. Antes había estado en Madrid. Había visitado al Príncipe de España en La Zarzuela. Don Juan Carlos le invitó a manifestarse ante él con toda sinceridad.
La libertad lo primero, se la comerán los lobos si la dejamos para luego, dijo el poeta. Así que no estaba de más preguntarle:
-¿Qué ha heredado el Príncipe de su padre?
-El sentido profundo del deber que, en el conde de Barcelona llega hasta la abnegación total, y la pasión por todo lo español y por España que tiene el conde de Barcelona y que su hijo lleva a extremos notables.
-¿Se le han pegado al Príncipe cosas de Franco?
─Bastantes, en el sentido de que el Príncipe ha visto cómo opera Franco en el manejo del Estado, como gran político que es.
Al pedirle a don José María de Areilza que las concretara, dijo:
─La paciente espera; la sorpresa frente al adversario; la reserva en los asuntos; el tener preparadas soluciones de recambio en el caso de que las cosas no vayan por el camino que se había pensado; la manera de entender la historia con parsimonia, con calma; el modo de salir al encuentro de los acontecimientos con tranquilidad.
-¿Cómo califica estas actitudes?
-Son actitudes de maniobra que Franco tiene en un altísimo grado y que el Príncipe no solamente las ha recogido, sino que, en cierto modo, las aplica ya en su rodaje institucional.
Don José María se para en seco. Y añade: “Usted sabrá que el Príncipe ha heredado de su padre lo que solamente él puede heredar: su legitimidad histórica, es decir, dinástica, porque eso añade fuerza y autoridad definitivas a la Monarquía.”
-¿Qué es el Príncipe para esa parte del pueblo español que respeta la Monarquía como institución?
-Es como una llamita con luz propia que representa la soberanía histórica de una familia, de un linaje, que en mil años ha sido, en alguna medida, el eje de la historia de España.
-¿Cómo son los Borbones en familia?
-Gente de muchos diálogos con sus hijos y con sus parientes.