-En el poco tiempo que usted ha charlado con el profesor Wilkinson, se habrán producido en el mundo varios miles de toneladas de productos industriales que se fabrican con el catalizador inventado por él, comentó el catedrático de Química Inorgánica González García, que más tarde sería rector de la Universidad de Sevilla. Un rector que nunca llamó al 091 cuando se producían conflictos estudiantiles.
Geoffrey Wilkinson obtuvo el Premio Nóbel de Química en 1973 por sus trabajos en el campo de los compuestos organometálicos, de gran importancia en la química moderna.
Se encontraba en la Caseta del Ayuntamiento, ante una copa de fino, jamón, aceitunas y en compañía de varios profesores. Entre ellos González Vílchez, que había sido alumno suyo en el departamento de Química Inorgánica del Imperial College de Londres. En esta ocasión, buen intérprete.
Geoffrey Wilkinson obtuvo el Premio Nóbel de Química en 1973 por sus trabajos en el campo de los compuestos organometálicos, de gran importancia en la química moderna.
Se encontraba en la Caseta del Ayuntamiento, ante una copa de fino, jamón, aceitunas y en compañía de varios profesores. Entre ellos González Vílchez, que había sido alumno suyo en el departamento de Química Inorgánica del Imperial College de Londres. En esta ocasión, buen intérprete.
El Nóbel no estaba dispuesto a inventar un vino que no se suba a la cabeza:
“¡Oh, no! Debe quedarse tal como está, siempre que se tome con moderación. Yo lo bebo todos los días”.
-¿Le ayuda en sus investigaciones?
-Lo tomo después del trabajo. No creo que haya que tomarlo antes.
-¿En qué se emplea su invento?
-En la refinería de petróleos y también para lo producción de medicamentos importantes, como es el "L-DOPA", que se utiliza para combatir la enfermedad terrible de Parkinson.
─¿Resulta fácil a un científico puro como usted saber cómo emplear el dinero de un galardón tan cuantioso?
─La mitad de lo que me supuso el premio lo empleé en la compra de una casa en Londres. Esto le demuestra que no me he enriquecido tanto. El dinero que tengo me ha venido de un libro que escribí durante unas vacaciones y que es muy famoso entre los químicos inorgánicos.
-¿Conoce algún buen sitio en nuestra sociedad?
-Sé de uno donde hay personas que se preocupan por el bien de la humanidad, independientemente de los efectos de sus investigaciones. Me refiero a la Universidad.
-Gracias. Y, por último, dígame qué no le puedo preguntar.
-Que si es útil lo que estoy investigando ahora, porque eso lo sabré diez o veinte años más tarde...