martes, 12 de abril de 2011

Hoy, Antonio Silva, Nani Carvajal y Rafael Rodríguez se verán las ideas en la Facultad de Comunicación

Hace unos días conversé en la Hemeroteca Municipal con varias alumnas de la Facultad de Comunicación de Sevilla. Preparaban   con entusiasmo un trabajo sobre la Alameda de Hércules. Eran de cuarto curso de Periodismo. Ellas tenían mejor opinión del carné de periodista que Camilo José Cela, pues el  Nóbel, que también pertenecía a nuestra profesión, sólo conservaba con orgullo el carné que, desde joven, le acreditaba como matador de reses bravas, con derecho a torear en plazas abiertas y sin enfermería.
Debí haber contado a estas alumnas de la Facultad de Comunicación que cuando el escritor Manuel Barrios era  un joven redactor de Radio Nacional iba casi todas las noches a  un pequeño bar de la Alameda de Hércules que se llamaba “Los Majarones.” Allí se daban cita los buenos aficionados al flamenco. En ese bar Manolo Barrios vio, más de una madrugada, a Federico García Lorca. Me dijo que  cuando el poeta se sentía desfallecer pedía un bollo, lo abría, metía en él un par de aspirinas y se lo comía para poder seguir escuchando al cantaor Manuel Torres. Deseo que el compañero  Manolo Barrios esté bien y que no olvide lo que le confesó Antonio Gala:
“Cuando vaya a morirme me gustaría estar rodeado de gente como tú.”
Larga vida a los dos.

Para larga vida, la de la  Asociación de la Prensa de Sevilla. Ya es más que  centenaria. Con motivo de esta efeméride, la APS editó varios libros. Varios se presentaron en la Fundación Cruz Campo. Sobre una de estas obras publicadas tuve ocasión de hablar. Recuerdo que empecé así: “¿Hay algún policía secreta entre el público?” Y enseguida expliqué:
“Es una pregunta que hacían a la gente de su confianza, los que organizaban, en nuestro país, conferencias y recitales cuando   vivía el anterior Jefe de Estado.”
En aquella época la fiabilidad de una persona era fundamental, porque detrás de cualquier desconocido podía estar un confidente de la Brigada Político Social. Te podías encontrar con policías de paisano hasta en los recitales de flamenco y no precisamente por su afición al cante jondo. Bien sabe de esto el cantaor Manuel Gerona. En cierta ocasión la Policía se llevó todo el dinero recaudado en un recital suyo, achacándole que el 90 por ciento de sus actuaciones tenían como objetivo recaudar fondos con destino al Partido Comunista y a Comisiones Obreras. El cantaor no se atrevió a reclamar el dinero, porque entonces sí que hubiera cobrado. Y no precisamente en pesetas.
En aquellos tiempos de desconfianza era normal, por ejemplo, que el director de una emisora,  dijese al Jefe de programación: ¡Ojo con los programas que estamos emitiendo sobre animales y plantas! Te vas a encargar de respetar el contenido de los guiones, pero modifícales al máximo la forma para evitar que puedan colarse consignas y mensajes. Esto ocurrió  en la década de los sesenta en la emisora de Radio Nacional de España en Sevilla. El jefe de Programación era nuestro compañero Francisco Anglada  y la autora de los guiones se llamaba Dulce del Moral, miembro de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas.
Ahora, que son tiempos de libertad de expresión se puede decir de todo. Hasta que detrás de un candidatura hay un partido. Antes había un policía secreta. Las cosas mejoran, después de todo.
Hoy Antonio Silva, Rafael Rodríguez y Nani Carvajal  se verán las ideas en la Facultad de Comunicación.
¿Habrá algún periodista entre el público que no esté en paro o se sienta amenazado por el desempleo?