lunes, 21 de marzo de 2011

Médicos y Dictadores

Ahora  que Gadafi está a punto de arrugarse, descubre  un médico brasileño que le alisó las mejillas y los párpados  el  año 1995. El doctor, que se apellida Ribeiro, realizó la intervención quirúrgica de madrugada en Trípoli, en el bunker del líder libio. El paciente no se dejó dormir. Le insensibilizaron lo imprescindible.
Cuenta el doctor  que en un momento de la operación oyó decir en árabe:
-¡Una hamburguesa!
Era la voz del coqueto tirano.
Retiraron el instrumental y sirvieron  al personal sanitario bocadillos e infusiones.
Diez días después,  Gadafi se despidió del médico brasileño:
-¡Qué mal lo habrá pasado usted aquí, sin alcohol y mujeres!
-¡Y usted con 200 mujeres vírgenes todo el día!, pensaría el doctor.

Francisco Franco, cuando era soltero,  perdió un testículo, por herida de bala, en la guerra de África. Semejante pérdida, que no lleva consigo la infertilidad,  supuso para él tres meses de hospitalización y el ascenso a comandante. Tenía 24 años. Esto lo contó al periodista José  Maria Zavala  la doctora  Ana Puigver y a ella se lo dijo su abuelo Antonio  Puigver, que fue el urólogo de Franco.
En la época en que los periodistas podían hacer preguntas al entonces aspirante aplicado a dictador, se interesaron por los tres mejores momentos de su vida.  Les respondió que el día que desembarcó el Ejército español en Alhucemas; cuando supo que su hermano había sobrevolado el Atlántico en el hidroavión "Plus Ultra"  y la semana que se casó.  Su hija Carmen ya había nacido, pero no la mencionó. Paul Preston interpreta esta omisión a que Franco quería dar a entender que estaba libre de emociones poco viriles. Otros, como José María Zavala,  van más lejos y se agarran a la ausencia  testicular, sobre todo y a que no se han visto  fotos de Carmen Polo embarazada ni retratos de  primera comunión de la hija del matrimonio.