viernes, 16 de abril de 2021

El Amor va a misa

“Me he enamorado de una mujer” dijo un sacerdote italiano a sus feligreses durante la celebración de la misa. El obispo que estaba presente, lo bendijo. 

A través de unos sacerdotes secularizados, que eran ceramistas, conocí a un argentino que fue obispo de Avellaneda. Vino a Sevilla con su esposa. Él se llamaba Jerónimo Podestá, siempre muy comprometido con los más necesitados.

Ella, Clelia, que significa gloria. Se enamoraron cuando ella era secretaria del obispo. Esto originó asombro en toda Iberoamérica. La pareja me contó que habían paseado por las calles de Ávila imaginando que Santa Teresa los acompañaba. 

Cuando pregunté a Clelia si recordaba algún hecho de su compañero que merecía contarse, respondió que ella era su mejor anécdota.