Cuando en 1983 el Gobierno de Felipe González intentó hacer un censo informatizado de viviendas para descubrir los “pisos francos” de la ETA tuvo problemas. Los más sensibilizados con la libertad y la ética mostraron su disconformidad. Decían que el Gobierno con el pretexto de localizar a los terroristas podría meter las narices en la intimidad de las personas.
El Gobierno de Pedro Sánchez, pensando sólo en la salud de los españoles, va a realizar un rastreo de los desplazamientos de los ciudadanos para saber más de los efectos y de las malas intenciones de Coronavirus.
Es lógico que los ciudadanos se sientan como peces en una pecera. Y como seres humanos sentirán escalofríos cuando la informática los desnude de pies a cabeza.