lunes, 20 de enero de 2020

Personas y Personajes

Cuando Luís Rojas Marcos era “el hermano de Alejandro”, éste formaba parte decisiva del Consejo de Administración de El Correo de Andalucía que, entonces, dirigía el sacerdote y periodista José María Javierre. Se daban las circunstancias más propicias para que el periódico relatase brevemente aspectos de la vida de Luís. 

Convendría, me dijo Javierre, que hables con un médico sevillano que trabaja en Nueva York. Está pasando unos días en Sevilla. Ya está avisado de que alguien de El Correo irá a verlo. Se llama Luís Rojas Marcos. 

El encuentro fue muy de mañana. Por él supe que trabajaba en el Hospital Bellevue, de la Universidad de Nueva York y que era un aprendiz de Psiquiatría. En aquel tiempo impartía clases en dicha institución el Premio Nóbel Severo Ochoa. El lo había visto varias veces almorzar en el comedor con los alumnos. 

El día que Luís llegó a Norteamérica vio que llevaban por la calle una casa prefabricada. Él se reprimió, no quiso fijarse porque en España, antes de emprender viaje, se había vacunado contra la sorpresa. La vacuna no fue muy eficaz porque le sorprendió que los dos norteamericanos que le acompañaban miraron muy extrañados la casa prefabricada. 

Pasaron los días, los meses y los años y Alejandro se convirtió en el hermano de Luis, un psiquiatra y escritor de fama.