Durante la guerra caliente (1936-1939) el que sería abad del Valle de los Caídos fue responsable de Prensa al servicio de Franco. Contaba, por escrito, los enfrentamientos bélicos de los dos bandos. Y durante la Guerra Fría (a partir de 1947) se encargó de narrar al mundo las grandezas del régimen. Se llamaba Luís María de Lojendio, abogado y periodista.
Cuando se hartó de la política entró como novicio en la orden benedictina y a los ocho años de su ingreso fue elegido por los monjes abad del Valle de los Caídos. Los de Franco pensarían “éste es de los nuestros” No tanto, el abad desaprobaba la presencia de la Guardia Civil en el Valle y su excesiva protección. A Carrero Blanco le escribió: “ustedes tienen el deber de apoyarnos con algo más que unas pesetas, y sobre todo que no encontremos incomprensiones donde debemos ser mejor comprendidos”.
