Cuando el Banco Central de Bolivia lanzó en abril la nueva serie de billetes, el presidente Evo Morales se quejó de que en el diseño no se hubiera incluido a la hoja de coca como símbolo del país. Dijo que "defender la hoja de coca no es solamente defender una producción agrícola, es defender nuestra identidad, nuestra dignidad, nuestra soberanía".
En abril de 2016 Morales visitó al papa Francisco y durante la audiencia le entregó tres libros sobre los beneficios de la hoja de coca y le invitó a consumirla para que aguantase toda la vida. El Papa no se extrañó porque dos años antes recibió en audiencia a un grupo de indígenas de Argentina y le regalaron unas hojas de coca y él las bendijo porque para sus visitantes era una planta sagrada.
El presidente boliviano anunció a su pueblo que iría "cancillería por cancillería" para despenalizar a nivel mundial el mascado de la hoja de coca. Que no venga a Sevilla porque en 1992 la Junta de Andalucía requisó, con razón, los ocho kilos de hojas de coca que el pabellón de Bolivia en la Expo había destinado para obsequiar a los visitantes de sus instalaciones.