No sé quién vivirá en el número 52 de la calle Zabalza
Tajonar, de El Pedroso. Cuando vivía su dueño, José Miguel Pérez Ortiz,
forzaron la puerta y se llevaron un puñal de “El tempranillo” que él
había comprado a la viuda del presidente de la Audiencia de Sevilla
Manuel Badía. Me juró por las cenizas de su progenitora que no mentía.
Y en honor de ella dijo:
“Cuando mi madre murió,
no fue mi madre la muerta;
el muerto fui yo”.
Había ganado mucho dinero en Madrid, en el Tiro de Pichón, cosa que no le impedía bromear con la justicia:
“Si algún día vas a la Audiencia,
por cualquier jechuría
y ar que está en la presiensia,
le bailas por bulerías,
acabas con la sentensia.”