miércoles, 31 de mayo de 2017

Escultura de la angustia

Cuando vio que la luna bajaba y desaparecía en el horizonte Eva comentó: Qué lástima. Se ha caído. Estaba mal atada. (Mark Twain lo pone en boca de la mujer de Adán). 

También a la compañera del escultor Vicente Martínez de la Asunción se le cayó la luna, pero nunca sospechó que él estuviera mal atado a la vida. Antes de que empezara a morirse le introdujeron por la ingle unos catéteres hasta llegar al corazón, pero interrumpieron la prueba porque sufrió un infarto y después un paro cardíaco. 

De madrugada dos alumnas del escultor bajaron al mortuorio para hacerle las manos en escayola. 

Sus cenizas se encuentran junto a la escultura de la angustia que él hizo en mármol un día que estaba triste.