Donald Trump, mientras repasaba impulsivamente las perfumadas ingles de su paciente esposa, le comentó:
-Melani, por fin he sacado tiempo para dedicárselo a nuestro hijo. Se ha reído mucho, sobre todo cuando, con los ojos tapados, llegué hasta el botón nuclear sin tropezarme con las sillas y mesas que había en el camino..
-¿Has dicho botón?
-Sí, querida.
Será de alguna chaqueta del negro.
-Muñeca, no tienes ni … atómica idea del poder que tiene tu marido en este mundo que creó Dios.
-Cariño, no me aprietes tanto. Me estás lastimando. Ya es hora de rezar y dormir.