lunes, 30 de noviembre de 2015

La servilleta de papel


En la puerta del despacho de un prestigioso profesor había una servilleta de papel con huellas de labios de alguien que había tomado un café aguado y sobre la que habían escrito a mano cuatro letras mayúsculas y temibles. Conozco estos detalles por un médico sevillano, ya jubilado que se llama Ignacio Yánez Polo. Me contó que, a principios de los 80, le concedieron una beca que le permitió ir a EE.UU. para conocer el tema tan vital de la salud pública en dicho país. Estuvo en Baltimore, en la Universidad John Hohpkins y en Atlanta, donde se encuentra el Centro de Control de Enfermedades. Allí estaba el despacho, que antes mencioné. Era del doctor Kennet Castro, norteamericano de origen hispano. Él y otros colegas decidieron poner cierto orden en las enfermedades que investigaban. El problema se resolvió con estas cuatro letras: SIDA. Estas siglas resultaban más fáciles de retener que lo que significaban: “Síndrome de inmunodeficiencia adquirida” La servilleta daba fe del nombre con el que habían bautizado al conjunto de dolencias que tenían un denominador común. Vivió de cerca la ceremonia Y.Y P. 
En estos días se ha hecho público que en el mundo existen más de 40 millones de afectados y la mitad sin tratamiento.