miércoles, 11 de noviembre de 2015

El buen tiempo de Julio Marvizón


Julio Marvizón tenía entonces 42 años y un espíritu juvenil y serio. Si le preguntabas si miraba al cielo, te contestaba con dos respuestas.  “Para una predicción a corto plazo, sí. Pero a largo plazo no me sirve para nada”. “Estoy hablando metereológicamente. En el sentido espiritual todos los días miro al cielo”. 
Trabajaba en el Centro Metereológico Zonal de Sevilla. Era jefe del Negociado de Predicción. ¿Qué le digo yo a este hombre para saber lo que gana? me pregunté en silencio. Se me ocurrió esto:
-¿Le son rentables los bancos de nubes?
-No, porque soy un funcionario con sueldo de funcionario. Y, por ejemplo, por mis colaboraciones en TVE no me pagan una peseta.
Julio me contó que el mejor espía del tiempo era el satélite Meteosat. Pero este espía desconoce que mi interlocutor tenía previsto robar tiempo al sueño. Después se impuso el tema de la salud: “Me hicieron tan estupendamente dos intervenciones quirúrgicas que las cicatrices que me dejaron no se resienten ante un posible cambio de tiempo”.
-Los médicos entierran sus errores. ¿Y ustedes?
-A nosotros nos cogen a tiempo. Recuerdo que una emisora sevillana erróneamente anunció un huracán y las madres no llevaron los niños al colegio.
-¿Ejerce en su casa?
-Sí. Cuando he aconsejado que tendieran la ropa porque no iba a llover, ha llovido.