Conozco a un profesor que habló ante 300 presos. Era la primera vez que
vivió esta experiencia. Moderó el coloquio un interno acusado de
atraco. Como profesor estaba acostumbrado a auditorios juveniles; como
abogado, a magistrados solemnes y, como parlamentario, sabía que nunca
se convence al adversario, pero sí se influye en la opinión pública.
Saludé al funcionario que presentó al conferenciante. Sonrió cuando me
interesé por el economato de la prisión: ¿Venden libertad? “No es
artículo de economato sino tarea de los funcionarios de la prisión en
el sentido de que empleen medios educativos para que la cárcel funcione
como una sociedad libre.”