miércoles, 26 de noviembre de 2014

El presidente de la Asociación de Acuarelistas de Teruel, Pascual Berniz, decidió entregarse totalmente al arte en un pueblo de Bélgica que fue la cuna del expresionismo flamenco: Sint-Martens-Latem. Desde entonces, año 1976, lleva muchos años pintando. Me cuenta que sus obras son huellas de sus vivencias. Le ayudan a reflexionar, a comprender y mirar su entorno y sobre todo a entenderse.
-¿Cómo percibes la vida?
-Como misterio, belleza y recursividad y la intento transmitir con alegría utilizando todos los colores. Los pongo en ebullición, puros y matizados y juego con ellos para reflejar la sed de la vida.
-¿Has pintado la nada?
-Para mí, la nada, es un estado del ser humano que te lleva a pintar. Es una vivencia interior. Te invita a despojarte de todo y llegar al silencio y a la quietud. Es un espejo sin cristal ni azogue donde puedes contemplarte y ver con claridad. Sólo en ese espacio vacío se aprende a mirar.
-¿Cuál es tu norma estética?
-El sugerir el sugerir. En el arte cuando las formas terminan, el significado debe continuar, como los ecos que se prolonga lejanos tras la voz extinguida.
-¿Te has enfrentado al frío?
-Sí. En el Valle de Sollavientos a más de 1700 m de altura. Está en el .término de Allepuz, pueblo donde nació mi mujer. Cuando sobre la nieve desplegué mi caballete, óleos, pinceles y trapos, mis manos no respondían al tacto. Huí en busca del calor...
-¿Qué te regaló la nieve?
-La emoción y la dicha de la quietud y el silencio.