miércoles, 16 de julio de 2014

Palabra de Fernando Soto

Agonizaba José María Javierre. Loa numerosos asistentes a la presentación del libro “Tiempo de riesgos” ignoraban que se estaba apagando la vida de un sacerdote que ejerció con peligro el periodismo. Después de las intervenciones programadas, el actual director de la SER, Antonio Hernández Rodicio, preguntó si alguien quería hacer alguna pregunta al autor de la obra. “No. Es mejor que lo celebremos ya con una copa”. Era la voz de Fernando Soto, que se encontraba entre el público. Sonó una ovación como premio a su simpatía. Algo más que esto queda de Fernando. Hay palabras suyas que están grabadas en un magnetofón y en el corazón de un amigo: 
 “Siempre he estado convencido de que no hay que reclamar retóricamente los derechos, sino ejercerlos, incluido el derecho a manifestarse. El 1 de mayo de 1967 a Eduardo Saborido y a mí la policía nos esposó con las manos atrás y, a empujones, nos hicieron subir a un furgón policial y después ingresamos en prisión”.
Fernando estaba casado con Maria Mendoza. Con ella no pudo celebrar el décimo cuarto aniversario de boda porque aquella noche del mes de agosto iba esposado con Eduardo Saborido en un vehículo de la Guardia Civil en dirección a la cárcel de Jaén. Venían de la de Carabanchel.