viernes, 11 de octubre de 2013

A escondidas

La primera vez que descubrió el mundo de la libertad fue cuando vivió una temporada en Paris. Nunca había visto una sala de fiesta hasta que una noche entró en el Moulin-Rouge. 
-¿Vestido de fraile? 
-Naturalmente que no. Lo hice a escondidas de la oficialidad. 
-¿Se sentía cómodo allí? 
-Con mucha comodidad de espíritu, muy tranquilo y tomando datos para la novela que estaba escribiendo. Durante el día trabajaba con los ancianos de una residencia de la Casa Real Belga. 
Me contaba estas confidencias el padre Pedro León Moreno cuando era prior de los dominicos de San Jacinto, en enero de 1984. 
-¿Su Papa ideal? 
-Un Papa con menos documentos, con más vida, con más testimonio. Un Papa rodeado de personas que vivan como dicen los cristianos que se ha de vivir. Un Papa con una gran libertad de corazón. Creo que en 2013 tenemos por fin al Papa que quería este fraile. 
-¿Los años más importantes de su vida? 
-Del 61 al 64 que estuve en Roma coincidiendo con el Concilio Vaticano II. Los viví apasionadamente. Trabajé en Radio Vaticana y también hice algo para la RAI. Después recorrí Europa y traté con amigos del tercer mundo. 
-¿Qué le alegra? 
-Que en los primeros días de mi vida mi madre me bautizara con agua de un charco que había en el refugio donde nos encontrábamos, en plena guerra civil. . 
-¿Su meta? 
-La meta que yo he alcanzado, a nivel de lo alcanzable en este mundo, ha sido la meta de la amistad. Yo, sin la amistad y sin el trato humano, no soy persona, no soy nada. 
(Es doctor en Teología, poeta y muy dotado para la expresión).