lunes, 17 de septiembre de 2012

Somos tristeza

Somos tristeza, por eso la alegría es una hazaña, dice Mario Benedeti. E aquí un ejemplo. Poco después del 23-F, en una fiesta de estudiantes en la Escuela de Arquitectura, el catedrático Rafael Manzano se disfrazó de Tejero y cantó un tanguillo de cuyo letra, en parte, es autor. Dice así:
Tejero, como yo dije, sin moverse de su sitio, se puso a pegar tiros al techo del hemiciclo. Si no lo remedia el Borbón nos quita la democracia, la huelga a los trabajadores y hasta la Constitución. Los tanques por Valencia van como locos. Menos mal que Juan Carlos los convence poco a poco. Y al ver como se pone la situación, se reúne la Junta de Estado Mayor y al cabo de un rato sale una nota que dice;”Tejero no seas cabezota, cállate al momento que Millán y Armada te han abandonado.”. Tejero sin inmutarse, sin moverse del poyete, le pega un corte de manga al Aramburu Topete. De aquí no se mueve nadie. Soy el caballo de Troya y estoy dispuesto a cargarme medio Congreso si no me apoya. Que estoy hasta los c…de que me tomen por gili…
 Sobre la entrevista, como género periodístico, se ha escrito de todo. Desde que es la piedra angular del periodismo, definición que me parece excesiva, hasta que cualquier diálogo con un periodista es algo parecido a un negocio prohibido, porque el periodismo es el arte de lo inmediato. Otra exageración, aunque lo afirmara un Premio Putlitzer, E. Erikson, psicoanalista de profesión.
Sonaba la fuente de la Sala de la Justicia de los Reales Alcázares cuando su director-conservador Rafael Manzano cantó despacio el tanguillo para que yo tomara buena nota. Antes me dijo: “Yo soy un liberal puro, como lo mamé en mi Cádiz natal, que  es esencialmente la cuna del liberalismo y como lo viví en todos mis maestros que han sido grandes liberales”.
En una entrevista al periodista le pueden cantar las cuarenta y hasta un tanguillo. Todo es cuestión de cómo le caigas al entrevistado.