En aquella época Ricardo de la Cierva era director general de Cultura Popular. Lo conocí a través de Nicolás Salas. Al primero le hubiera gustado traer a la Feria del Libro, de Sevilla, su “Historia básica de la España actual”, una obra que aún no había terminado. Al segundo le requerían los altavoces de la Plaza Nueva para que firmara en una caseta ejemplares de su ultimo libro “Andalucía: los siete círculos viciosos del subdesarrollo”.
Ricardo de la Cierva preparaba oposiciones a cátedra de Historia Contemporánea. Por decirle algo sobre esto último, le comenté que era una noticia simpática. Parece que no le agradó porque me corrigió:
-No es una noticia porque hace veinte días que salió en el Boletín Oficial del Estado.
-Tiene usted razón, pero son más los que no lo leen.
-Pues hacen mal, porque es un periódico interesantísimo.
-¿Cuándo se celebran las oposiciones?
-En enero.
Ricardo de la Cierva preparaba oposiciones a cátedra de Historia Contemporánea. Por decirle algo sobre esto último, le comenté que era una noticia simpática. Parece que no le agradó porque me corrigió:
-No es una noticia porque hace veinte días que salió en el Boletín Oficial del Estado.
-Tiene usted razón, pero son más los que no lo leen.
-Pues hacen mal, porque es un periódico interesantísimo.
-¿Cuándo se celebran las oposiciones?
-En enero.
-¿Las firmó siendo director general?
-Antes. Y pienso presentarme.
-Comprendo.
-Es una oportunidad en la vida y hay que aprovecharla cuando viene.
-Las ganará, como ha ocurrido a varios directores generales.
-Sé de uno o dos directores generales que la ganaron, y de uno, por lo menos que las ha perdido.
-¿Cómo va usted a ellas?
-A cuerpo limpio y los que piensen lo contrario es que dudan de la justicia de los tribunales a cátedra.
-¿Me descubre una de sus satisfacciones actuales?
-Que mis libros y mis artículos tengan muchos lectores.
-Es la misma ilusión de muchos.
-Pero a mi no me pasa como a Azaña, del que Unamuno dijo que era un escritor sin lectores y que sería capaz de hacer una revolución para que lo leyeran.
Ricardo de la Cierva ganó las oposiciones. El presidente del tribunal, José Manuel Cuenca Toribio, no le votó. Se inclinó por Javier Tusell.