Julio Anguita se distancia de la gente por timidez. Da la mano cuando se ve forzado a ello. Cuando en tiempo de elecciones le llevaban a un mercadillo, entraba y salía rígido. Iba por disciplina. Su educación fue muy militar, muy espartana. Se acostumbró a dormir bien en el suelo. Y al llegar mayo, el suelo es su lecho.
Es profesor de Enseñanza General Básica, licenciado en Historia y un enamorado de la palabra.
-¿Las provincias de Andalucía más difíciles de conquistar políticamente?
─Almería y Huelva, los dos puntos más opuestos de la geografía
─¿De qué tuvo que defender a Córdoba cuando era su alcalde?
─De ella misma y de la tentación de que votando a un alcalde pudiesen creer que se hubiera producido el milagro.
─¿El de los panes y de los peces?
─Eso es una cosa que está en el Evangelio y es cuestión de aceptarla o no. En política, desde luego, no.
-Usted abandonó sus creencias religiosas. ¿Tuvo que pasar el “mono”?
-Fue tremendo, ya que, en el fondo, siempre queda el hueco,porque cuando las cosas se viven intensamente, aunque siempre por libre, hay un proceso dolorosísimo que dura años.─¿Cómo era su Dios?
─La explicación absoluta de todo. Me "contestaba" a ese porqué que siempre me ha atormentado.
-¿Por qué ritmos se siente atraído?
-Por los ritmos calientes. Me gusta mucho bailar.
-¿Cómo era Rafael Alberti?
-Un gozador de la vida. Hizo de la vida su norma. Para mí fue como Anacreonte, el poeta griego que cantaba los placeres del vino y de la mesa.
-¿Qué clase de comunista fue?
-Un comunista nostálgico de otro tipo de unidad. De Gerardo Iglesias decía "¡qué pena!", y de Santiago Carrillo, "¡qué pena!", y de Ignacio Gallego, "¡qué pena!".
-¿De usted?
─El decía que le impresionó de mí, averigua tú si es verdad, mi firmeza en la defensa de ciertas posturas…
-¿Qué no comprendía?
-Lo que había ocurrido en la familia comunista, la postura que yo tenía con Santiago, desde mucho tiempo atrás…
-¿Cómo se desenvolvió usted en la clandestinidad?
-Con mucha suerte, porque la persona que pudo delatarme no habló.
El político Julio Anguita y el poeta Rafael Alberti habían escrito un libro titulado “Otra Andalucía”.Un magnetofón grabó todo lo que hablaron durante cinco horas en El Puerto de Santa María. El político tenía 45 años, y el poeta, 84. Podían decir que su “Otra Andalucía” existía y el que fuera buscarla y no la hallara que no le acudieran a ellos con reclamaciones, como dijo Heinrich Boll cuando publicó “Diario irlandés”. Hicieron la obra porque Julio Anguita aspiraba a la presidencia de la Junta de Andalucía.
Aquel año Rafael Alberti presentó en Arco, la Feria de Arte Contemporáneo, su libro de poemas eróticos “Golfo de sombras”. Así llama él al sexo femenino. Los dibujos eran de Manolo Rivera.
Es profesor de Enseñanza General Básica, licenciado en Historia y un enamorado de la palabra.
-¿Las provincias de Andalucía más difíciles de conquistar políticamente?
─Almería y Huelva, los dos puntos más opuestos de la geografía
─¿De qué tuvo que defender a Córdoba cuando era su alcalde?
─De ella misma y de la tentación de que votando a un alcalde pudiesen creer que se hubiera producido el milagro.
─¿El de los panes y de los peces?
─Eso es una cosa que está en el Evangelio y es cuestión de aceptarla o no. En política, desde luego, no.
-Usted abandonó sus creencias religiosas. ¿Tuvo que pasar el “mono”?
-Fue tremendo, ya que, en el fondo, siempre queda el hueco,porque cuando las cosas se viven intensamente, aunque siempre por libre, hay un proceso dolorosísimo que dura años.─¿Cómo era su Dios?
─La explicación absoluta de todo. Me "contestaba" a ese porqué que siempre me ha atormentado.
-¿Por qué ritmos se siente atraído?
-Por los ritmos calientes. Me gusta mucho bailar.
-¿Cómo era Rafael Alberti?
-Un gozador de la vida. Hizo de la vida su norma. Para mí fue como Anacreonte, el poeta griego que cantaba los placeres del vino y de la mesa.
-¿Qué clase de comunista fue?
-Un comunista nostálgico de otro tipo de unidad. De Gerardo Iglesias decía "¡qué pena!", y de Santiago Carrillo, "¡qué pena!", y de Ignacio Gallego, "¡qué pena!".
-¿De usted?
─El decía que le impresionó de mí, averigua tú si es verdad, mi firmeza en la defensa de ciertas posturas…
-¿Qué no comprendía?
-Lo que había ocurrido en la familia comunista, la postura que yo tenía con Santiago, desde mucho tiempo atrás…
-¿Cómo se desenvolvió usted en la clandestinidad?
-Con mucha suerte, porque la persona que pudo delatarme no habló.
El político Julio Anguita y el poeta Rafael Alberti habían escrito un libro titulado “Otra Andalucía”.Un magnetofón grabó todo lo que hablaron durante cinco horas en El Puerto de Santa María. El político tenía 45 años, y el poeta, 84. Podían decir que su “Otra Andalucía” existía y el que fuera buscarla y no la hallara que no le acudieran a ellos con reclamaciones, como dijo Heinrich Boll cuando publicó “Diario irlandés”. Hicieron la obra porque Julio Anguita aspiraba a la presidencia de la Junta de Andalucía.
Aquel año Rafael Alberti presentó en Arco, la Feria de Arte Contemporáneo, su libro de poemas eróticos “Golfo de sombras”. Así llama él al sexo femenino. Los dibujos eran de Manolo Rivera.