Las audiencias del rey Juan Carlos con
los periodistas transcurrían muy distendidamente. Saludaba a todos y
cuando conocía a alguien le llamaba por su nombre o por su primer
apellido. (El anterior jefe del Estado cuando estaba descontento con
alguno de sus ministros, le llamaba por su segundo apellido. En más de
una ocasión llamó Iribarne a Manuel Fraga).
Los periodistas
manifestaron al monarca que la Federación de Asociaciones de la Prensa
había suscrito una póliza de seguro que amparaba la responsabilidad
civil de los 5.200 periodistas inscritos aquel año en las Asociaciones.
El
rey les vino a decir diplomáticamente que los periodistas ni eran el
ombligo del mundo ni entre sus funciones figuraba la de tratar de
sustituir al poder.