miércoles, 25 de octubre de 2017

Ideas de una peligrosa señora

La anciana que vivía sola en el piso séptimo del inmueble cercano a una administración de lotería abrió la ventana del dormitorio y comenzó a gritar ¡fuego! Ella sabía que los vecinos del sexto se encontraban de vacaciones. Las habían interrumpido en la Costa Brava para reanudarlas en la Costa del Sol. Los del quinto eran una pareja de jóvenes políticos que se marcharon urgentemente a Barcelona el día anterior. La anciana era impaciente y neurótica. Padecía dolores de cabeza que se le acrecentaron el día que un vendedor de lotería comenzó a pregonar con un altavoz el número 155 para el sorteo de Navidad. La mujer, que llevaba un mes escuchando el mismo pregón, dejó de mentir, dejó de gritar ¡fuego! porque su peligrosa idea no le dio resultado. Se le ocurrió otra. A los diez minutos de ponerla en práctica oyó una ambulancia. Ella cerró la ventana y no vio lo que ocurría abajo. Los curiosos advirtieron que los décimos de lotería del número 155 estaba manchados de sangre junto a un macetón.